La mayoría de las bromelias epífitas retienen agua en la base de sus hojas, formando un mini ecosistema acuático en suspensión. La planta extrae sus nutrientes de estos depósitos en la base de cada hoja, utilizando sus raíces únicamente para fijarse al árbol de soporte.
En cada uno de estos pequeños depósitos, las hojas muertas que han caído de las ramas altas del árbol de soporte se acumulan y descomponen bajo la acción de microorganismos y pequeños invertebrados detritívoros. Gracias a ellos, las hojas se transforman en sales minerales, que quedan a disposición de la propia planta. Podemos hablar por tanto de una verdadera asociación mutualista entre la planta que proporciona un hábitat acuático a esta microfauna y la microfauna que le proporciona a cambio un nutriente raro, el nitrógeno mineral, tan deseado por la planta.