Plantas vasculares epífitas

Rama cargada de epifitas, árbol LOT02, PN Yanachaga-Chemillén, Perú. ©LOT FDD-Biotope ICNB Charlie Delhumeau

Las plantas epífitas son esencialmente plantas que no son autosuficientes, ya que pasan todo su ciclo de vida en el soporte en el que germinan, aunque no tienen más que una interacción física con dicho soporte. Existen otras formas de plantas que dependen de un soporte para desarrollarse, pero que, a diferencia de las «verdaderas epífitas» (u holoepífitas), se anclan al suelo en algún momento de su ciclo de vida. Entre ellas se encuentran en primer lugar aquellas que germinan en el suelo y conservan este anclaje mientras colonizan el soporte (lianas herbáceas o leñosas); en segundo lugar, las que germinan en el soporte y posteriormente enraízan en el suelo (hemi-epífitas primarias); y, por último, las que germinan en el suelo y se liberan de este vínculo terrestre en una fase posterior de su crecimiento con una degeneración de la parte proximal del tallo (hemi-epífitas secundarias). Algunas epífitas también pueden considerarse «accidentales» cuando estas crecen principalmente en el suelo y sólo se ven escasamente en los árboles.

 

 

La estructura de la comunidad de plantas epífitas en un árbol está fuertemente influenciada por gradientes verticales de las condiciones abióticas (gradientes de luz, temperatura, humedad y suministro de nutrientes, los cuales se cruzan y se oponen parcialmente), pero también por gradientes horizontales, desde la copa interior (más sombreada, con estructuras más viejas y menos dinámicas) a la copa exterior (más expuesta a la luz, con estructuras más jovenes y más dinámicas). La dependencia del árbol de soporte implica que las epífitas también se ven fuertemente afectadas por la estructura tridimensional de cada árbol y su propia dinámica.

Maxillaria arbuscula, orquídea del árbol LOT02, PN Yanachaga-Chemillén, Perú. ©LOT FDD-Biotope ICNB Maurice Leponce
Muscarella infinita, orquídea del árbol LOT02, PN Yanachaga-Chemillén, Perú. ©LOT FDD-Biotope ICNB Federico Rizo Patron
Maxillaria uniflora, orquídea del árbol LOT02, PN Yanachaga-Chemillén, Perú. ©LOT FDD-Biotope ICNB Maurice Leponce

En general, existe una relación positiva entre la abundancia y riqueza de especies de epífitas y el tamaño del árbol. Esto refleja tanto un efecto temporal, ya que las epífitas tienen una dispersión limitada, como un efecto de tamaño: los árboles más altos constituyen «objetivos» más grandes ya que ofrecen una mayor diversidad de microhábitats. Las grandes ramas horizontales del centro de la copa acumulan materia orgánica que se transforma en humus, sustrato esencial para el desarrollo de ciertas plantas epífitas como las aráceas y la mayoría de los helechos. Los árboles grandes y viejos también presentan una mayor heterogeneidad ambiental, desde el suelo del bosque hasta las copas superiores.

 

A escala forestal, la distribución irregular de las epífitas, sean cuales sean las condiciones ambientales, sigue sin tener una explicación clara. Se ha descrito una elevada proporción de árboles «vacíos» en varios bosques de tierras bajas de Asia, África y América. Los lugares de montaña son claramente diferentes, aunque hay muchos menos datos. Pero incluso en los lugares de montaña, no es raro encontrar un cierto porcentaje de árboles sin epífitas. Esta ausencia de epífitas en muchos árboles se debe en parte al hecho de que ciertas especies de árboles son malos hospederos, como por ejemplo aquellos que tienen la corteza lisa o escamosa fina, lo que limita la posibilidad de su establecimiento. Pero la razón principal esgrimida por Gerhard Zotz es la lentísima colonización de cualquier árbol por las epífitas. Los árboles grandes y viejos, que ofrecen sus copas a la colonización potencial durante muchas décadas, albergan generalmente una parte desproporcionada de todas las epífitas presentes localmente. Esta concentración de abundancia y diversidad de epífitas en árboles grandes tiene, por tanto, importantes implicaciones para la conservación, especialmente en el contexto actual de declive global de árboles grandes y viejos.

Mapinguari sp., orquídea del árbol LOT03, RN La Isla Escondida, Colombia. ©LOT FDD-Biotope ICNB Maurice Leponce

Entre las epífitas «verdaderas» inventariadas en los árboles en el programa Life On Trees, dominan dos familias: las orquídeas y, en menor medida, las bromelias. No es de extrañar, ya que las orquídeas forman una familia muy diversa (25.000 especies conocidas) que domina el mundo de las plantas epífitas en los árboles tropicales. Las bromelias son una familia de plantas con flores que sólo se encuentran en Sudamérica, en climas neotropicales. De las 3.200 especies catalogadas, casi la mitad viven como epífitas. Otras familias de plantas con flores también prosperan en los árboles estudiados, y una veintena están representadas en nuestras colecciones.

Otro grupo abundante de plantas vasculares epífitas son las pteridofitas. Las pteridofitas se refieren a la agrupación artificial de todas las plantas vasculares que producen y se dispersan mediante esporas. Representan dos de los seis linajes evolutivos de plantas terrestres o embriofitas (los otros linajes son hepáticas, antoceros, musgos y plantas con semillas). Estos dos linajes son los helechos, el grupo hermano de las actuales plantas con semilla, y las licófitas, el grupo hermano de todas las demás plantas vasculares actuales. Las pteridofitas representan unas 12.000 especies en todo el mundo, con una diversidad máxima en latitudes tropicales. En las selvas tropicales, las pteridofitas abundan tanto en el suelo como en forma de epífitas desde la base de los árboles hasta sus copas. En ciertas regiones neotropicales, la diversidad de pteridofitas puede representar más del 10% de la diversidad de la flora vascular.

 

 

A diferencia de las plantas no vasculares más pequeñas, como los musgos o las hepáticas, la abundancia y distribución de las plantas epífitas vasculares no son continuas en el tronco y las ramas. En consecuencia, el muestreo aleatorio por cuadrantes -como el realizado para los musgos- no es adecuado. Por lo tanto, en el programa aumentamos el número de muestreos en todas las partes del árbol y el inventario se realizó sin preocuparse de establecer zonas predefinidas para los muestreos, sino maximizando las colectas en todo el árbol, con el fin de reducir progresivamente el número de especies nuevas colectadas con respecto a los días anteriores.

Río Abiseo, Perú. ©LOT FDD-Biotope ICNB Bertrand Delapierre
Skip to content