La elección de una especie arbórea, y de un individuo que la represente, es inevitablemente una cuestión de compromiso. Por supuesto, buscamos árboles viejos, grandes y llenos de epífitas entre las especies arbóreas representativas del bosque circundante, pero también tuvimos que tener en cuenta otros criterios de selección. En particular, la accesibilidad, que determina el tiempo útil de trabajo diario, la eficacia de las colectas y, por tanto, el tiempo necesario para completar el inventario del árbol.
Tras varias misiones de exploración en Perú y Colombia, nuestra primera elección fue un enorme ejemplar de Dussia tessmannii (50 m de altura) situado a 400 m de altitud en un bosque de piedemonte de la cordillera de los Andes, en el Parque Nacional del Río Abiseo, en Perú. Después de este estudio sobre un árbol a baja altitud, queríamos obtener una imagen de la biodiversidad asociada a un árbol situado a mayor altitud, donde la diversidad de plantas epífitas se considera máxima en la literatura científica. A partir de un encuentro con el Dr. Damien Catchpole, titular del récord del número de epífitas encontradas en un árbol, y de una visita al Parque Nacional Yanachaga-Chemillén, seleccionamos el árbol inventariado por Catchpole en 2003 para que sirviera de segundo sujeto de estudio del programa Life On Trees. El árbol, un individuo de 32 m de altura de Ficus americana subsp. andicola, se encuentrá a 2450 m sobre el nivel del mar en el valle de San Alberto, en Perú. El tercer árbol del programa se encuentra a una altitud intermedia, 850m, en el bosque de la reserva privada La Isla Escondida en el departamento de Putumayo en Colombia. Se trata de un ejemplar de 40 m de la especie Brosimum utile.