Las plantas epífitas son esencialmente plantas que no son autosuficientes, ya que pasan todo su ciclo de vida en el soporte en el que germinan, aunque no tienen más que una interacción física con dicho soporte. Existen otras formas de plantas que dependen de un soporte para desarrollarse, pero que, a diferencia de las «verdaderas epífitas» (u holoepífitas), se anclan al suelo en algún momento de su ciclo de vida. Entre ellas se encuentran en primer lugar aquellas que germinan en el suelo y conservan este anclaje mientras colonizan el soporte (lianas herbáceas o leñosas); en segundo lugar, las que germinan en el soporte y posteriormente enraízan en el suelo (hemi-epífitas primarias); y, por último, las que germinan en el suelo y se liberan de este vínculo terrestre en una fase posterior de su crecimiento con una degeneración de la parte proximal del tallo (hemi-epífitas secundarias). Algunas epífitas también pueden considerarse «accidentales» cuando estas crecen principalmente en el suelo y sólo se ven escasamente en los árboles.
La estructura de la comunidad de plantas epífitas en un árbol está fuertemente influenciada por gradientes verticales de las condiciones abióticas (gradientes de luz, temperatura, humedad y suministro de nutrientes, los cuales se cruzan y se oponen parcialmente), pero también por gradientes horizontales, desde la copa interior (más sombreada, con estructuras más viejas y menos dinámicas) a la copa exterior (más expuesta a la luz, con estructuras más jovenes y más dinámicas). La dependencia del árbol de soporte implica que las epífitas también se ven fuertemente afectadas por la estructura tridimensional de cada árbol y su propia dinámica.